Al hombre se le suelen conceder todos los conocimientos e incluso habilidades en el terreno sexual. Él es el experto, el que domina todos los resortes para las prácticas eróticas. Ese exceso de confianza decae cuando las cosas no funcionan como “deberían”. Esto puede suponer un mal trago para el hombre, si además la mujer exige a su pareja que funcione a la altura de las circunstancias.
Para evitar que este problema tenga mayores consecuencias sería necesario conocer los aspectos esenciales de la erección masculina.
IMPOTENCIA
Consiste en la incapacidad que puede sufrir un hombre para alcanzar o mantener una erección lo suficientemente firme como para realizar el coito y posteriormente eyacular. Todos los hombres han vivido episodios aislados de dificultad para lograr una erección a lo largo de su vida por diversas causas: situaciones de estrés, cansancio intenso, beber alcohol en exceso, momentos de tensión, falta de intimidad, o el agobio ante una mujer con la que el hombre quiere quedar a la altura.
Estos casos aislados no deben considerarse como “impotencia”. Si el hombre no le da la mayor importancia, no tiene por qué tener más trascendencia. Otra cosa distinta es vivir estos momentos de forma dramática de forma que creyera mermadas sus capacidades para funcionar en el sexo y se debilitara su propia autoestima. Si es así, aparecerán más ocasiones de impotencia. La variabilidad existente dentro de lo que normalmente se entiende por problemas de erección es muy grande, y aún lo es mucho más si tenemos en cuenta las diferencias psicológicas e individuales observadas igualmente ante el mismo tipo de problemas o dificultades.
A la hora de buscar los posibles motivos, nos encontramos con dos grandes grupos de causas y teorías: las de origen orgánico y las de origen psicológico. Las de origen orgánico suelen corresponder a un porcentaje muy bajo, siendo mayor el porcentaje de origen psicológico, destacando sobre todo la ansiedad relacionada con la actividad sexual. El miedo a “no estar a la altura de las circunstancias” puede llegar a influir de una manera decisiva en la aparición de problemas de impotencia.
DOS TIPOS
No todos los trastornos de la erección son iguales. Vamos a distinguir dos tipos de impotencia:
Impotencia primaria: El trastorno de la erección que se produce en aquel hombre que jamás en su vida ha podido realizar la penetración vaginal, es decir, nunca ha podido practicar el coito. Ésta suele ser menos frecuente que la secundaria. Las causas que la provocan son: influencias maternales muy exigentes, dogmatismo religioso, conflictividad en la orientación sexual, haber vivido alguna experiencia degradante…
Impotencia secundaria: Se considera así aquel trastorno de la erección que se da en un hombre que sí ha podido penetrar con anterioridad, las veces que sea, hasta que en un momento determinado apareció el problema. Las causas que pueden provocar este tipo de impotencia son: todo lo que tenga que ver con uno mismo y su entorno, capacidad sexual e identidad sexual, cuando se alcanzan altos niveles de ansiedad, cuando el hombre se convierte en un espectador de su experiencia sexual en lugar de ser actor de la misma, cuando se sufren problemas emocionales y mentales,… El objetivo final en el tratamiento de la mayoría de los problemas de erección no es otro que lograr que el hombre aprenda a disfrutar más libremente de su propia excitación, sin estar pendiente del grado de erección que consiga.