La blefaroplastia I

Uno de los síntomas más precoces del envejecimiento facial son las bolsas en los ojos y el descolgamiento de los párpados. Poco importa que sean de origen hereditario o se deban al paso de los años. Una vez que esto ocurre, la mirada cambia para siempre y sólo hay una solución que devuelva a los ojos la forma de su juventud. Pasa por el quirófano y se llama blefaroplastia. La clínica de cirugía estética Granada Salus, especialistas en blefaroplastia Granada, nos explica sus pormenores.

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Antes de la operación

Las bolsas pueden ser una acumulación de líquidos debida a una circulación linfática ralentizada o bien, ser una aglomeración grasa que se hernia y sale hacia delante. El especialista debe distinguir la naturaleza y el origen de estas acumulaciones en el tejido adiposo que rodea al globo ocular.

Existen patologías, como algunas asociadas al riñón, que pueden producirlas. En este caso no está recomendada la intervención. Si ésta se lleva a cabo, lleva los mismos preparativos que cualquier otra operación. Requiere unicamente un electrocardiograma y un análisis de sangre completo. Se recomienda llevar las uñas despintadas y la piel limpia.

La cirugía

Párpado superior: Las incisiones se realizan en el pliegue para que las cicatrices queden disimuladas. Es una especie de «gajo» a través del cual se extrae la grasa sobrante, que en esta zona suele ser escasa, es profunda y se sitúa cerca del lagrimal. El descolgamiento del párpado superior también se corrige a través de este «ojal», que en este caso, se hará más grande. A continuación se extirpa la piel sobrante y un poco de músculo, de tal manera que se vuelva a recuperar la tensión perdida. Esta maniobra debe realizarse con mucho cuidado para lograr un resultado que sea natural. Aunque quede alguna arruga es importante que el cierre palpebral se realice con normalidad. El cirujano también puede actuar sobre el canto externo del ojo en caso de que éste tuviera una orientación hacia abajo.

El rabillo se puede modificar anclando el músculo hacia arriba y de esta manera, conseguir una forma almendrada. La sutura que actualmente se realiza es intradérmica y en lugar de nudos, que dejan más marca, es un hilván con un monofilamento de nylon, que entra por un lado y sale por el otro.

Párpado inferior: La incisión se practica a dos o tres milímetros de las pestañas, desde el lagrimal al rabillo. Los acúmulos grasos que están en tres o cuatro compartimentos bajo el músculo, se pinzan y se extirpan. Para evitar la lógica flacidez del párpado una vez eliminadas las bolsas, se suele quitar una tirilla finísima de piel y de músculo. Es importante no exagerar la tensión, aún a riesgo de dejar alguna arruga, para evitar el efecto de «perro pachón». Unicamente hay que resecar la piel y el músculo sobrantes después de poner el párpado a su caer.

La suturas se realizan con puntos sueltos mediante una seda trenzada. Existe sin embargo, una variación de la técnica para eliminar las bolsas, especialmente adecuada para aquellas personas jóvenes que no presentan arrugas y no precisan ajustar la piel. Aunque no está plenamente implantada, se trata de extraerlas por dentro, realizando las incisiones en el saco conjuntival. De esta forma, la cicatriz queda totalmente oculta.