Los síntomas relacionados con el aparato digestivo en los niños, son muy comunes y poco específicos, y constituyen un motivo muy frecuente de consulta en la práctica pediátrica. La mayoría de las ocasiones se trata de procesos banales que no van a precisar ninguna prueba complementaria para el diagnóstico. Es importante prestar atención a la curva de peso, si los síntomas se acompañan de estancamiento o pérdida de peso generalmente precisarán estudios más detallados.
El primer año de vida es el periodo de crecimiento y desarrollo más rápido en la vida del niño, multiplica por tres su peso e incrementa un 50% su talla. Por ello, son frecuentes las consultas al Pediatra sobre el tipo de alimentación, introducción de nuevos alimentos, alteraciones alimenticias y nutricionales… Al bebé se le mide y pesa con cierta frecuencia y los exámenes periódicos de salud dan una importancia muy evidente a los aspectos nutricionales.
LECHE HUMANA
Es el alimento de elección durante los 6 primeros meses de la vida para todos los niños, incluidos los prematuros, los gemelos y los niños enfermos salvo rarísimas excepciones. La introducción de alimentos complementarios antes de los 6 meses generalmente no aumenta la ingesta calórica total ni la tasa de crecimiento. La introducción de triturados se debe realizar con cuchara y es preferible introducirles primero fruta y purés de verduras y carne.
Cuando no es posible la lactancia materna, el bebé debe ser alimentado con una fórmula procedente de la leche de vaca, convenientemente modificada, que aunque suele ser bien aceptada, entre un 2-5% según algunos autores, sufren reacciones que aparecen más o menos tiempo tras su ingesta y que pueden ser de tipo alergia o intolerancia. Existen numerosos trastornos del sistema gastrointestinal en relación con la ingestión de determinados alimentos.
El único mecanismo claramente identificado implica las reacciones de hipersensibilidad inmediata mediadas por anticuerpos IgE con activación de mastocitos. También, existen otro tipo de reacciones de base inmunológica que pueden estar inducidas por alimentos como las llamadas gastroenteropatías eosinofílicas (esofagitis, gastritis, enteropatías…); un segundo grupo de entidades agrupadas bajo el concepto de Intolerancia a proteínas alimentaria, donde la lesión intestinal puede no ser evidente, como la enterocolitis y la colitis alérgica; y, finalmente, un tercer grupo que incluye una entidad bien definida, con patogenia inmunológica y etiología alimentaria evidentes, como la enfermedad celíaca o enteropatía inducida por gluten.
OTROS MOTIVOS DE CONSULTA
La regurgitación: es el paso del contenido gástrico a la cavidad oral, debido a la incompetencia o inmadurez del esfínter esofágico inferior. Se da hasta en un 50% de los lactantes menores de dos meses por lo que puede considerarse un proceso normal. Se debe considerar patológico y, por lo tanto, realizar una valoración y tratamiento cuando se acompaña de síntomas esofágicos, respiratorios o cuando afecte al peso del niño.
En este caso hablamos ya de enfermedad por reflujo gastroesófagico. Los vómitos: síntoma muy inespecífico que puede tener su origen tanto en una patología gastrointestinal o de otro origen: SNC, renales, infecciosas, metabólicas… La fisiología del proceso del vómito es compleja, situaciones que producen dilatación o irritación del estómago y del duodeno suponen un estímulo muy potente para su producción. El vómito también puede ser estimulado por diversos fármacos, cambios rápidos en la dirección del movimiento y diversos estímulos psicológicos. La diarrea: es una de las patologías más frecuentes en los primeros años de vida debido a la inmadurez de las funciones digestivas, metabólicas e inmunológicas del lactante, así como por las necesidades nutricionales aumentadas y por la menor capacidad para la homeostasis de los líquidos a edades tempranas. Según su duración se clasifican en: agudas (3-6 días), prolongada (hasta 2 semanas) y crónica (más de 6-8 semanas). Estreñimiento: lo más importante es distinguir entre el estreñimiento funcional, que supone casi un 90% de los casos, del estreñimiento de causas orgánicas, como: enfermedad de Hirschprung, estenosis anal, fibrosis quística o hipotiroidismo, entre otras.
La encopresis, que en ocasiones se asocia al estreñimiento, es el escape involuntario de heces en niños mayores de 4 años, a veces se puede confundir con un cuadro de diarrea. El estreñimiento puede llegar a producir un importante impacto emocional, tanto en el niño como en su entorno familiar. El dolor abdominal: es un motivo de preocupación y consulta muy frecuente en pediatría. El dolor visceral suele tener una localización muy difusa. El dolor con origen en páncreas, árbol biliar, estómago y porción superior del intestino, se suele percibir a nivel del epigastrio, y el dolor de la porción distal del intestino, ciego, apéndice y colon proximal se percibe a nivel periumbilical.
Cuando el origen está en el colon, tracto urinario o vísceras pélvicas es referido a nivel supra púbico. En el niño el dolor abdominal epigástrico y/o periumbilical puede estar relacionado con la colonización por helicobacter pylori. La ecografía abdominal: es muy útil en pediatría por su inocuidad, especialmente en casos de distensión abdominal, y permite el estudio de vísceras abdominales. Se considera de elección en casos de sospecha de estenosis hipertrófica de píloro, invaginación intestinal, apendicitis, masas abdominales, ascitis o líquido libre, entre otros.